Buenas Miras somos Virginia y Bernardo, una pareja apasionada de la naturaleza y dedicada a la divulgación de la permacultura y el decrecimiento.
COMUNICACIÓN
Después de licenciarnos y trabajar en Madrid en el mundo de la comunicación y la publicidad, decidimos que aquello no era lo que queríamos ni el entorno que nos atraía, así que, aprovechando un puesto de trabajo temporal en el CENEAM (Centro Nacional de Educación Ambiental), nos vinimos a Segovia hace ya casi 20 años. Aquí, seguimos trabajando en el ámbito de la comunicación empresarial y de la información local y, un tiempo después, compramos una casa enorme (o más bien una ruina) que fuimos rehabilitando poco a poco, según íbamos aprendiendo de fontanería, electricidad albañilería… etc., para limitar los gastos, e intentando minimizar a la vez el impacto medioambiental que supone una reforma. Y digo intentando, porque a medida que han ido pasando los años hemos aprendido nuevas técnicas que podríamos haber empleado, errores que cometimos en cuanto a materiales o las decisiones que tomamos de forma equivocada, como comprar una casa tan grande en primer lugar. Pero como se dice en permacultura, el problema es la solución, así que decidimos convertir parte del inmueble en una casa rural y aprovechar los nuevos conocimientos para ayudar a otros propietarios de viviendas que apenas utilizaban, a gestionarlas como casas rurales.
AGRICULTURA
A la vez, ya que éramos los miembros de la familia que teníamos más contacto con el campo, nos tuvimos que hacer cargo de una pequeña explotación agrícola familiar que se había estado cultivando de modo convencional.
Habíamos llegado a ese mundo con una idea un tanto bucólica de esa actividad, pero pronto comprobamos que se habían ido perdiendo las antiguas prácticas que permitían conservar la biodiversidad, sometiendo a los trabajadores del campo a una dependencia absoluta de las grandes compañías químicas, lo que no tenía nada de bucólico. Para más inri, veíamos cómo la tierra perdía fertilidad, haciendo languidecer los campos bajo enormes y carísimas máquinas ávidas de un petróleo cada vez más escaso. La agricultura ecológica que se propone desde la Unión Europea, aunque es el modelo que hemos adoptado, tampoco creemos que sea una alternativa realmente sostenible. Las exigencias de la PAC (política agraria común) para obtener subvenciones que hagan viable la actividad, nos parecen insuficientes para corregir la situación de emergencia climática del modelo productivo actual, por lo que hacía falta buscar otra vía que fuera más allá.
PERMACULTURA
Es ahí donde recalamos en la permacultura; el problema volvía a ser la solución: si la agricultura es uno de los principales causantes del cambio climático, otro modelo agrícola puede paliar los efectos de esta actividad tan importante para el ser humano. Un modelo que conciba al hombre dentro de un sistema más amplio, que dé cabida al resto de seres del planeta en lugar de luchar contra ellos, y que aproveche las simbiosis que se generan gracias a la proliferación de la vida y los vínculos que se crean. Un modelo que no deje a nadie atrás y que comprenda la complejidad y la diversidad como una cualidad que nos hace más resilientes frente a las adversidades, a la vez que propone una relación más amable con nuestro entorno humano y natural. Ese es el modelo de la permacultura, que pone por delante unos principios basados en el funcionamiento de la naturaleza para crear sistemas sostenibles y eficientes. Desde que lo conocimos hace ya muchos años no hemos dejado de profundizar en él, aprendiendo todo lo posible mediante todo tipo de cursos, lecturas, canteras participativas, woofing…
Tras obtener la certificación de Diseño en Permacultura junto a Steve Read, uno de los fundadores de la Universidad de la Permacultura en Francia y su fantástico equipo, hemos seguido y seguimos formándonos, pero también hemos ido poniendo en práctica este conocimiento, a la vez que ayudamos y animamos a otros a hacerlo, para que entre todos podamos diseñar y evolucionar hacia el sistema natural y humano que deseamos. Nos encantaría que estos saberes e inquietudes se extendieran y adoptasen por la mayoría para conseguir ese cambio necesario. ¿Te apuntas?
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